Al César lo que es del César y a Ben Affleck lo que es de Ben Affleck. Este hombre se ha ganado mi respeto por un simple motivo: era dificilísimo que un tipo como él, un actor con el mismo talento interpretativo de un armario empotrado, fuera capaz de enderezar su carrera como lo está haciendo Ben Affleck, y lo está haciendo en la difícil tarea de director.
No hay que engañarse, no estamos hablando de un nuevo Clint Eastwood ni The Town se parece a Heat como he oído por ahí (ni en sueños, vamos), pero sí que estamos ante una película correctísima y ante un director que, con dos películas en su espalda, todavía está en fase prometedora.
Más que un thriller de acción, The Town es un drama que gira entorno al lastre que supone nacer en un determinado sitio y entorno al precio que se paga por ciertos actos. Una sólida columna vertebral edulcorada con una historia de amor imposible y adornada con buenas secuencias de acción, dando como resultado una película demasiado estirada y narrada a medio gas que desprende “novato” por los cuatro costados.
A pesar de las evidentes imperfecciones, The Town es una película elegante y efectiva en todos sus aspectos, con chispazos de indiscutible calidad y buen estilo peleando con diálogos largos, demasiados personajes, demasiadas cosas que contar y él mismo chafándose escenas ejerciendo de protagonista.
No obstante, este quiero y casi puedo de Ben Affleck abre una puerta a la esperanza para él. Si deja de ponerse delante de la cámara y se concentra en escribir buenos guiones y dar el salto definitivo como director; puede que estemos ante un director a tener en cuenta en el futuro, un director que podría repetir Oscar algún día y dejar de ser este trozo de mármol andante de los últimos años.